Los señores Montgolfier estaban muy contentos con sus ocho hijos, aunque el carácter de Joseph les tenÃa algo preocupados.
- Es demasiado inquieto - decÃa el señor Montgolfier -. Siempre está preparando alguna trastada.
- No son trastadas - respondÃa su mujer -.
Ya sabes que al chico le gusta probar, hacer experimentos...
- Más le valdrÃa dedicar un poco más de tiempo a sus estudios. Tarde o temprano él y todos sus hermanos tendrán que ocuparse de nuestra fábrica de papel. Y deben estar bien preparados.
A Joseph Montgolfier el negocio familiar no le interesaba demasiado.
En cambio, pasaba horas y horas mirando las nubes...
˂˂¡Si pudiera atrapar una nube...!˃˃, pensaba Joseph, ˂˂Me colgarÃa de ella y volarÃa por el aire.˃˃
Y es que, desde que era pequeño, su mayor ilusión era elevarse sobre la Tierra y contemplarla desde arriba.
Pasados los años, Joseph y sus hermanos se hicieron cargo de la fábrica de papel. Pero él no olvidaba su viejo sueño, continuaba con sus experimentos y ocupaba buena parte de su tiempo leyendo publicaciones cientÃficas.
Un dÃa de invierno, Joseph estaba sentado junto a la chimenea. Como siempre, la idea de volar le rondaba la cabeza. Mientras contemplaba el fuego observó que el humo que ascendÃa por la chimenea arrastraba con él cenizas y pequeños trozos de papel.
- ¡Claro! - gritó de repente Joseph -. ¡Eso es! Y se lanzó corriendo a buscar un poco de tela fina y unos trozos de papel. Con esos materiales formó una especie de pequeño globo y lo colocó sobre el fuego. Al momento, tal y como él esperaba, el aire caliente hizo subir el globo por la chimenea. ¡Por fin habÃa encontrado la solución!
Meses después, Joseph y su hermano Étienne construyeron un gran globo. Y para elevarlo prepararon un gran montón de lana y paja, que al arder llenarÃa el globo de humo y vapor.
Y por fin llegó el dÃa esperado. En versalles, delante de la familia real francesa y de toda la corte, se produjo el milagro. Cientos de personas vieron cómo se elevaba por el aire un gigantesco globo del que colgaba una pequeña canastilla.
En ella viajaban tres invitados de excepción: un carnero, un gallo y un pato.
Después de permanecer unos minutos en el aire, el globo fue desinflándose poco a poco y regresó a la tierra. Ante el asombro de todos, los animales estaban sanos y salvos. Joseph y su hermano Étienne lo habÃan conseguido: gracias a ellos, el diecisiete de septiembre de 1783 se habÃa realizado el primer viajen en globo.
El viaje sueño de Joseph era, por fin, realidad.
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