jueves

El zurr贸n que cantaba

Hab铆a una vez una mujer que no ten铆a m谩s que una hija a la que quer铆a much铆simo y, a la que hab铆a regalado una gargantilla de coral.
Un d铆a, la ni帽a le pidi贸 a su madre que le hiciese unos bizcochos de miel. Como faltaba agua, la mujer le dio un c谩ntaro a su hija y la mand贸 a buscarla a una fuente que estaba alejada de la casa, junto a un bosque de robles.
Fue la ni帽a y, cuando lleg贸 a la fuente, se quit贸 su gargantilla de coral para que no se le cayese al agua mientras llenaba el c谩ntaro.
Junto a la fuente estaba sentado un hombre muy feo, que llevaba un zurr贸n. Mir贸 a la ni帽a con unos ojos que le dieron miedo. Apenas llen贸 el c谩ntaro, la chiquilla ech贸 a correr y dej贸 olvidada la gargantilla. Al entrar en su casa, la ech贸 de menos y volvi贸 a la fuente para buscarla. Cuando lleg贸 la ni帽a, el hombre segu铆a all铆, la cogi贸 y la meti贸 en el zurr贸n.
Luego, el hombre se fue a pedir dinero de puerta en puerta, diciendo que tra铆a una maravilla, un zurr贸n que cantaba.
- Ya se ve que es un zurr贸n - dijieron las gentes -, pero queremos o铆rlo.
Entonces el hombre, con voz de trueno dijo:
Canta, zurr贸n canta,
si no, te doy con la tranca.
La pobre ni帽a muerta de miedo, no tuvo m谩s remedio que ponerse a cantar. Entonces se oy贸 una voz muy triste que dec铆a as铆:
Por agua fui a la fuente
que est谩 fuera de mi hogar
y perd铆 mi gargantilla,
gargantilla de coral.

¡Ay, la madre de mi alma,
qu茅 enfadada se pondr谩!

Volv铆 enseguida a la fuente
por si pod铆a encontrar
mi perdida gargantilla,
gargantilla de coral.

¡Ay, la madre de mi alma
qu茅 apurada que estar谩!

No encontr茅 mi gargantilla
y perd铆 mi libertad.
¡Ay, la madre de mi alma
qu茅 apenada que estar谩!
Cantaba tan bien la ni帽a, que a toda la gente le gustaba mucho o铆rla. As铆, por todas partes que iba, le daban al viejo mucho dinero para que cantase el zurr贸n.
Yendo de casa en casa, lleg贸 el hombre, por fin, a la de la madre de la ni帽a. La mujer, al o铆r la canci贸n, reconoci贸 la voz de su hija, pero no se atrevi贸 a decir nada por miedo a que aquel malvado huyese llev谩ndose a la peque帽a.
Entonces le dijo al hombre:
- Se帽or, hace muy mal tiempo, el viento arrecia y llueve a c谩ntaros. Qu茅dese aqu铆 esta noche resguardado y le dar茅 de cenar.
El hombre pens贸 que no era mala idea y acept贸 la invitaci贸n. La mujer le dio tant铆simo de comer y de beber que se infl贸, de manera que, despu茅s de cenar, se qued贸 dormido como un tronco.
Entonces, sac贸 del zurr贸n a su hija, que estaba la pobre heladita y desfallecida, y colm谩ndola de besos le dio bizcochos de miel y la acost贸 bien arropada en su cama. En el zurr贸n meti贸 un perro y un gato y lo volvi贸 a cerrar.
A la ma帽ana siguiente, el viejo se despidi贸 y se fue.
Cuando lleg贸 a la primera casa dijo:
Canta, zurr贸n canta,
si no, te doy con la tranca.
El perro, al recibir los palos, ladr贸:
- Guau, guau.
Y el gato a帽adi贸:
- Miau, miau.
Enojado el hombre, creyendo que as铆 cantaba la ni帽a, abri贸 el zurr贸n para castigarla, y salieron rabiando el perro y el gato. 
El gato se le abalanz贸 sobre la cabeza y le arranc贸 los pocos pelos que ten铆a, y el perro le dio un mordisco y le rompi贸 los pantalones.
Cuentan que todav铆a va corriendo por los caminos perseguido por el perro y el gato.


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