lunes

El testamento

Había una vez un hombre que tenía tres hijos y una próspera hacienda.
Cuando el hombre murió, dejó un testamento muy curioso: todos sus bienes irían a parar al hijo que demostrase ser más vago.
Ahora bien, los tres hijos eran muy perezosos. De hecho, eran conocidos en el pueblo por su holgazanería y resultaba muy difícil decir cuál era el más perezoso de los tres. Por eso, los tres hermanos acordaron presentarse ante el cadí para que decidiera quién era el heredero.

El cadí leyó el testamento y se quedó pensativo, sin saber cómo resolver aquel caso. Luego, se dirigió al hermano mayor y le dijo:
- A ver, demuéstrame lo vago que eres.
Entonces el hermano mayor se levantó, se postró ante el cadí y habló así:
- Pues esta misma mañana yo estaba sentado al lado del pozo y había un cuenco en el borde. Yo me moría de sed, pero me quedé quieto y esperé a que llegase mi madre y llenase un cuenco para ella. Entonces le dije:
˂˂ ¡Qué vergüenza, dejar a tu hijo muerto de sed! Dame el agua que queda en el cuenco.˃˃ 

Después, el cadí llamó al segundo hijo, que también se levantó y se arrodilló ante él.
- Anoche - contó - me dijo mi madre: ˂˂Cierra la puerta de la calle y vámonos a la cama˃˃. Pero yo pensé: ˂˂Cada noche hay que cerrar la puerta antes de dormir, y cada mañana hay que levantarse y volver a abrirla. ¡Qué pérdida de tiempo! ˃˃. 
Así que no hice caso de las palabras de mi madre y me quedé sentado donde estaba. Y allí he pasdo toda la noche con la puerta abierta.

Luego el cadí se dirigió al benjamín, que estaba sentado al fondo de la sala, y le dijo:
- A ver, demuéstrame lo vago que eres.
Pero el hermano pequeño se limitó a quedarse allí sentado y a decir algo entre dientes. El cadí repitió lo que había dicho, pero el benjamín volvió a murmurar algo en voz baja.
- ¿Qué es lo que ha dicho? - le preguntó el cadí a uno de los presentes.
- Dice - contestó el hombre - que os lo demostrará si venís hasta el fondo de la sala, pero que eso de levantarse de donde está sentado y acercarse hasta ahí es demasiado trabajo. 
- Creo que este caso es fácil de resolver - dijo el cadí.
Y adjudicó la hacienda al hermano pequeño.

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